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martes, 14 de mayo de 2019

14 de Mayo de 2019

Martes

No he dormido muy bien, pero me levanto en cierta forma, mejor de lo que me esperaba. Quien me ha prometido venir a llevarme a los pueblos no aparece, incluso después de varias llamadas… Y me voy con uno que me lleva, aunque no sabe el camino, pero me cercioro que es mende y que no me dejará tirado como el de la otra semana. 

Por supuesto que llego tarde a destino, pues negociar una moto no es algo fácil y los que me esperan son pocos, pero debo aceptar lo que se me presenta… y en el entretanto aparece el que me debía traer y licencio al que trajo hasta Nagoyon. 

Emprendemos, después de la oración, el camino de los pozos. Es angosto y con pasos problemáticos, pero con todos podemos y nos presentamos en Potehun para sorpresa de la gente. Vamos a buscar a alguien que nos puede ayudar en el trabajo de encontrar transporte para el compresor. Aparece, nos ponemos en camino, paso por Lembema, donde me veo con el maestro y los padres de los sordomudos y seguimos peleando a ver cuándo van a venir a la escuela para ellos… 

En Tikonko, después de esperar largo rato, las negociaciones no dan resultado y seguimos buscando. Esperamos en el cruce y aprovecho para preparar a los polis que están en el control para que no nos hagan problemas cuando pasemos con el compresor. 

Pasamos por la finca y recogemos materiales, además de ver el trabajo que hacen. Venimos a Bo y recorremos varios talleres. Uno se ofrece a llevar el compresor y empieza la carrera para salir del apuro. Primero sacarle del sitio donde está, aprisionado y rodeado de carcasas, luego esperando a que venga el vehículo y buscando la batería que se ha descargado y añadiendo el martillo y los buriles que están en casa. Total que se ha pasado la mañana y al final, bien cansado, pero contento de que el compresor haya salido hacia el pozo. 

Estoy tan cansado de los viajes de la moto y de los arreglos de última hora que cuando llego a casa me voy a dormir porque no puedo con más. Menos mal que un rato de siesta me recupera y sigo vendiendo libros de los que me enviaron de España y reponiendo fuerzas cuando estoy en forma después del sueño. 

Sigo por teléfono el resto del desplazamiento y por la tarde, comunicando con el que tiene teléfono en el pueblo, me dice que el compresor ha llegado y que mañana esperan comenzar a cascar la piedra. 

El compresor es la maquinita que tenía aparcada hace tres años y que pensé que nunca iba a tener necesidad, pero cuando han parecido estos poceros que trabajan a mano y encuentran piedra, estoy encantado de poder ayudarles poniendo a disposición lo que tengo. 

Me siento satisfecho del trabajo del día y espero poder dormir, a pesar de que hace calor y estoy sudando.

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