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domingo, 5 de mayo de 2019

5 de Mayo de 2019

Domingo


Dormí a medias y estoy cansado, por lo que me duermo un rato más y despierto y salgo rápido para no llegar tarde a la misa. La gente está presente y otros más van llegando. Creo que hay buena voluntad y que darles tiempo es necesario. 

Además de invitarles con el evangelio a venir a encontrarse con Jesús en las reuniones y en la misa, sigo con la idea de la escuela, que veo que los maestros aceptan, pero hay que ver la respuesta de los demás. 

He tenido serios problemas de diarrea. No sé qué me ha podido pasar, pero en un momento he sentido el retortijón que anuncia el evento… He aguantado como he podido y al salir de misa me he ido a un retrete donde me he podido aliviar del trance. Me ha costado un buen rato recuperar la forma, pero en la misa siguiente he estado bien, aunque con la sensación de cansancio. He insistido en lo mismo de encontrarnos y reconocer a Jesús cada semana en las reuniones y en el pan compartido. 

Paso por la finca y veo lo que hacen y me presento en el pueblo siguiente en el que no hay mucha gente hoy. Advierto que tengo problemas y que si me ven salir corriendo no se asusten. Logro mantener el tipo durante la misa y salí un poco rápido, pero pude llegar a casa sin mayor complicación. 

Me sentía cansado y sediento, descansé un rato, me tomé el arroz blanco y dormí la siesta, lo que me recuperó y pude comenzar a trabajar. Sin luz y con calor inmenso, sudando abundante, pero con ganas de hacer algo. 

Me llaman por teléfono y es uno que acaba de salir de la cárcel. Tuve muy buena experiencia con él dentro y lo mismo me pasa fuera. Recordamos muchos momentos vividos juntos y veo que tiene planes de futuro. Rezamos juntos y pido la bendición de Dios para él. Y a todo esto ha venido a verme un monaguillo a quien su padre ha prohibido venir a ayudar a misa, por lo que me cuenta. Voy a ver a su padre a casa y estamos un ratito hablando, pero el padre tiene que hacer alguna cosa y proponemos de vernos más tarde, cosa que hago, pero no hay forma de encontrarme con el padre, esperemos otra vez. Por lo menos no he perdido la salida, pues al mismo tiempo he podido recargar el teléfono y saludar a los vecinos. 

Preparo cosas para mañana que tendremos retiro y pienso en lo que voy a decir a los que voy a intentar encontrar, responsables de la gestión del proyecto que llevamos entre manos. También saco tiempo para hacer la colada, lavar las muchas camisetas sudadas ahora que parece que ya amaina la cosa. 

La noche se viene encima y en un momento contacto con mi sobrino en Barcelona y puedo hablar con la familia y con la hermana que acaba de llegar de América. Me ha dado una gran alegría poder hablar un rato con la familia y recibir noticias de unos y de otros mientras veía a los críos alrededor de la mesa cenando en armonía.

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